Orizaba, Ver.- El tráfico ilegal de especies silvestres sigue presente en la zona centro del estado, donde a través de redes sociales y mercados se comercializan aves, mamíferos y reptiles sin que las autoridades logren frenar esta actividad. Así lo denunció Laura Bonilla, coordinadora voluntaria del Programa de Aves Urbanas (PAU) de Orizaba, quien alertó sobre la facilidad con la que se pueden adquirir estos animales pese a la existencia de leyes que los protegen.
Bonilla señaló que, aunque en México existen sanciones y penas de cárcel para quienes trafiquen con especies silvestres, en la práctica pocos casos llegan a castigos reales.
“La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) está muy limitada para hacer cumplir la ley. Hay sanciones y penas de cárcel, pero no se sabe de personas sancionadas o en prisión por este delito en la región”, comentó.
Animales vendidos abiertamente en redes y mercados
De acuerdo con la especialista, la venta ilegal de fauna no sólo ocurre en redes sociales, sino también en mercados, donde es común ver exhibidos loros y cotorros, especies que suelen comprarse por la creencia de que pueden hablar.
“Las personas los adquieren por diversión, pero no toman en cuenta que estos animales necesitan cuidados específicos. Muchas veces los mantienen en lugares inadecuados y con una alimentación incorrecta”, explicó.
Bonilla advirtió que algunas especies han comenzado a venderse impulsadas por tendencias en redes sociales. Como ejemplo, mencionó el caso de los capibaras, que recientemente se pusieron de moda y ya hay reportes de personas en Veracruz que poseen estos roedores.
Además, mencionó que también se trafican especies como mapaches, tlacuaches y zorros, los cuales son capturados y vendidos a personas que buscan tener mascotas exóticas sin considerar los daños que esto causa al ecosistema.
La activista llamó a reforzar la vigilancia y a sensibilizar a la población sobre los daños del tráfico de fauna, pues muchas especies capturadas ilegalmente mueren en el proceso de traslado o sufren condiciones inadecuadas en cautiverio.
“El problema no es solo de las autoridades, sino de la gente que sigue comprando estos animales sin pensar en las consecuencias. Si no hay demanda, el tráfico disminuiría”, concluyó.
El tráfico de especies silvestres es un problema grave que requiere mayor atención de las autoridades y un cambio de conciencia en la sociedad. Mientras la compra ilegal continúe, la fauna seguirá en riesgo.