Con información de Osvaldo Antonio Sotelo
Alfredo Herrera, padre de Carlos Herrera Domínguez, vive un dolor insoportable tras la pérdida de su hijo, una de las cuatro víctimas del ataque armado ocurrido hace tres días en un taller mecánico de la colonia Playa Sol.
En medio de su duelo, alzó la voz para exigir justicia, denunciando la falta de avances en la investigación y la indiferencia de las autoridades.
«Yo me estoy muriendo por dentro por mi hijo, porque era mi adoración, era lo máximo para mí», expresa entre lágrimas.
Carlos, de apenas 21 años, había dedicado su vida al trabajo desde los 8 años, aprendiendo mecánica con el sueño de convertirse en un profesional.
Hace un tiempo había regresado de Tijuana a la ciudad de Coatzacoalcos, donde buscaba perfeccionar su oficio.
A pesar de los días transcurridos desde el crimen, su familia aún no ha podido sepultarlo.
«Todavía no lo he podido enterrar porque no me han entregado ni sus pertenencias ni los papeles necesarios. Llevo casi tres días con mi hijo en un ataúd en mi casa, y la fiscalía no nos ha dado ninguna respuesta», denunció.
El dolor es doblemente cruel para su familia. Su esposa está gravemente enferma, y su nuera apenas puede soportar la tragedia.
«Yo me dedico a la construcción, soy albañil, y ahora también tengo que afrontar los gastos del funeral. Mi hijo era quien más convivía conmigo, mi compañero de vida. Ahora me lo arrebataron sin motivo», refirió.
Por lo pronto ninguna autoridad ha visitado su hogar ni se ha comunicado con la familia para ofrecer apoyo o información sobre las investigaciones.
Únicamente está mañana don Alfredo logró entablar un diálogo breve con la gobernadora Rocío Nahle, antes de que ella ingresará a la Mesa de Seguridad que se realiza está mañana en el palacio municipal de Coatzacoalcos.