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Orizaba, Ver.- La extinción del glaciar «Jamapa», el último glaciar de México situado en el Pico de Orizaba, está a punto de concretarse, y los efectos serán profundos tanto para el ecosistema como para quienes practican alpinismo en esta icónica montaña. Científicos y ambientalistas advierten que el cambio climático y la tala clandestina están acelerando este proceso a un ritmo alarmante.

Desaparición progresiva del glaciar

El glaciar Jamapa, ubicado a más de 5,000 metros sobre el nivel del mar, es la última capa de hielo permanente en el volcán más alto de América del Norte. Hasta 1985, el Pico de Orizaba albergaba 14 glaciares; hoy, Jamapa es el único que queda, y su extinción expone cada vez más el manto rocoso que cubría. Ricardo Blanco, ingeniero ambiental y guía de montaña, ha documentado esta transformación desde 2009 y señala que la pérdida del glaciar no solo afecta a la estructura geológica de la montaña, sino también a las especies animales y vegetales que habitan la región, así como a la economía local vinculada al turismo de alpinismo.

Deshielo visible y acelerado

Uno de los signos más evidentes de este deshielo es el aumento del caudal del río Jamapa, alimentado por el glaciar. En marzo de este año, la situación se agravó cuando la nieve de temporada se derritió, dejando al descubierto una capa de roca en lo que antes era una lengua de nieve continua. Blanco relata que la lengua del glaciar se ha retirado entre 60 y 80 metros en los últimos años, y el montículo conocido como «la roca», que antes era apenas visible, ahora sobresale como una estructura de gran tamaño en medio del terreno descubierto.

Riesgos para los alpinistas

La desaparición del glaciar ha transformado radicalmente las condiciones para los alpinistas, haciendo que la ruta norte del Pico de Orizaba sea cada vez más peligrosa. La exposición de capas de permafrost, un tipo de terreno congelado cubierto de arena, crea superficies difíciles y resbaladizas, imposibilitando el uso de crampones y piolets de manera segura. Blanco advierte que esto ha incrementado los accidentes entre montañistas; en febrero de este año se registraron cuatro accidentes en tan solo un mes, todos relacionados con la dificultad de la nueva ruta.

Debido a estos riesgos, Blanco decidió no seguir guiando expediciones por la cara norte, ya que la falta de hielo y las condiciones peligrosas hacen que la ascensión sea cada vez menos viable. Por la cara sur, la situación no es mejor: los glaciares han desaparecido y solo queda nieve de temporada, lo que convierte esta ruta en una de arena y roca, menos atractiva para los alpinistas.

Consecuencias ambientales

El deshielo del Jamapa no solo afecta a los alpinistas, sino que también representa un grave riesgo ambiental. El aumento del caudal de los ríos subterráneos puede erosionar el subsuelo, creando barrancas y poniendo en peligro a las comunidades asentadas en las zonas bajas de la montaña. Además, la tala clandestina contribuye a la elevación de las temperaturas en la región, lo que acelera el derretimiento del glaciar y aumenta el riesgo de deslizamientos de tierra.

Este deshielo también pone en peligro el suministro de agua para más de 2.5 millones de personas en Veracruz, así como para la industria de la región. Blanco concluye que, ante este escenario, es urgente tomar medidas para conservar los bosques y utilizar el agua de manera racional, ya que la pérdida del glaciar es irreversible y sus efectos podrían ser devastadores para la región.

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